Florencio Molina Campos ( 1891 – 1959 )
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Nació en Buenos Aires en 1891. Sus estudios primarios y secundarios los cursó en el Colegio del Salvador. Comenzó la carrera de arquitectura, que abandonó para seguir diplomacia, que también dejó. A los 28 años se casó con María Hortensia Palacios Avellaneda, con la que tiene a su única hija Hortensia María, y de la que se separa a los cuatro años.
Su afición por el campo y los paisanos comenzó de niño, cuando era llevado a pasar las vacaciones a las estancias de sus padres. Nunca recibió clases particulares de diseño, ni concurrió a institutos de enseñanza artística. Su maestro fue la naturaleza y consagró su vida al culto de la tradición y lo autóctono de su país, que hizo conocer gráficamente en todos los rincones del mundo.
Sus compañeros de trabajo lo instaron a presentar los dibujos y pinturas que él realizaba y que llamaba caricaturas. Fue así como en agosto de 1926 realizó su primera exposición en la Feria Ganadera de Palermo, integrada por 61 pasteles y acuarelas, que vende completamente gracias al gran espaldarazo que le dio el presidente de la Nacíón, el doctor Marcelo Torcuato de Alvear, quien le compró dos obras. A los pocos meses, realizó otra exposición en Mar del Plata, en el local de la galería Witcomb. Allí, conoció a Elvira Ponce Aguirre, una maestra mendocina con quien vivió el resto de sus días.
Contribuyó a su éxito inicial, el convenio que firma en 1930, para ilustrar almanaques. La fábrica Alpargatas le encargó doce pinturas para ilustrar el almanaque de 1931. Las obras -que se vendían en 70 pesos- fueron entonces reconocidas por esta empresa que le pagó 500 pesos por cada una. Desde 1931 hasta 1936 se presentaron los almanaques y volvió a realizarlos entre 1940 y 1945. En estos 12 años, cerca de 18 millones de láminas litográficas con sus obras se distribuyeron por la Argentina y países vecinos, y se convirtió en la primera pinacoteca popular del arte argentino. Los almanaques comenzaron a incluir textos, en los cuales Florencio respetaba la forma en que hablaban sus queridos paisanos. Por ejemplo, decía a su personaje Tileforo Areco – “Cansao de andar vagando y de agregao en una estancia u piolando… Me dentró una comezón por saber como estaría lo que dejé cuasi de creatura”. Sus textos causaron un suceso tal, que también fue contratado para contar las historias en la radio. Continuamente viajaba por el interior buscando “su lugar” para instalarse fuera de la ciudad. Y lo encontró en Moreno, a orillas del río Reconquista, Allí, construyó su rancho al cual puso de nombre Los Estribos, en honor a la marca que utilizaba la familia Molina Campos para el ganado, característica en todas las obras de Florencio y que son dos estribos cruzados.
En 1942, fue contratado por el famoso Walt Disney, como asesor técnico para dirigir el rodaje de varias películas de dibujos animados de ambiente argentino: “El gaucho volador”, “El gaucho reidor”, “Gooffy se hace gaucho” y “Saludos amigos”. En 1956, viajó como invitado de honor por el Gobierno de Alemania Occidental para asistir al Festival Internacional cinematográfico llevando la película “Pampa Mansa” en la que aparece con sus motivos vernáculos.
Realizó exposiciones personales en galerías de Buenos Aires y del interior del país así como en París, Nueva York, Palm Springs, Los Angeles, Passadena, Laguna Beach, San Francisco, El Monte y Clermont de California, Minneápolis, Washington, y festejando el 30 aniversario de sus exposiciones, en la Galería Sudamericana de Nueva York. En Estados Unidos conoce al fundador de la Universidad de Texas, Edward Larocque Tinker, quien adquirió una colección de pinturas para la entidad educativa que atesora 45 de sus mejores obras.
Actuó como conferencista, periodista, publicó cuentos, escribió críticas artísticas, colaboró en revistas como narrador y dibujante, realizó paneles decorativos, entre otros, en la South American House de Londres, ilustró diversos libros en Norteamérica y el “Fausto” de Estanislao del Campo y La cierra purpúrea de Enrique Hudson.
Fue socio por aclamación de la “Mark Twain Society” y de la “Sigma-Delta-Pi” de la Universidad de California del Sud. Una serie de sus más importantes cuadros han sido requeridos a los coleccionistas de Estados Unidos por la Universidad de Texas (Austin) para exhibirlos en forma permanente.
Es el único artista extranjero que figura en la Galería Charles M. Russell (Great Falls, Montana, U.S.A.).
Molina Campos desarrolló un estilo personal, representativa de nuestro país y de su gente. Gracias a los almanaques de Alpargatas y a las exposiciones que recorrieron todo el país, su obra es ampliamente conocida. Siempre pintó a sus contemporáneos, representó a los paisanos como él los veía. Pero nunca utilizó modelos ni preparó la escena de sus cuadros. Esto resulta sorprendente cuando se observa el detalle preciosista de sus obras. La témpera era la técnica que le resultaba más cómoda. Lo último que acostumbraba a dibujar era la cara de sus personajes. Llegó a dominar el óleo con maestría, pero sólo realizó menos de 200 obras con dicha técnica.
Falleció en Buenos Aires el 16 de noviembre de 1959.
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